Últimas reflexiones

 

Interesante la pregunta que se nos formula en este último reto: "¿qué podemos hacer cada una de las personas, desde nuestra posición como empleadas o empleados públicos, para impulsar la igualdad de trato y no discriminación?"

En mi caso, al ser funcionario de prisiones, trabajo con multitud de presos de otras razas (todos varones por lo que no utilizaré el lenguaje inclusivo, sólo el masculino), nacionalidades o condiciones sexuales diversas. Un caldo de cultivo hetereogéneo con el que no es sencillo tratar en algunas ocasiones pues los conflictos habituales pueden desembocar en posturas que vulneran la igualdad de trato y la no discriminación. Entre los muchos insultos escuchados en todos estos años en peleas o discusiones, en la sala, la celda o  el patio, siempre se alude a la condición física, la raza, la condición sexual o cualquier otra cosa que pueda dañar moralmente (en otras ocasiones físicamente) al adversario.

Lo primero que se puede hacer desde la condición de empleado público es no fomentar esos agravios, manteniendo siempre una conducta que respete la igualdad de trato y la no discriminación aunque los agraviados seamos nosotros. Desde esa conducta basada en la ejemplaridad podemos servir de modelo para ir impulsando la política de igualdad de trato y no discriminación. Quizás no se pueda en todo momento y para todo tipo de internos pero si conseguimos que alguno de ellos cambie su mentalidad habremos conseguido un paso más en busca del objetivo. Y como dice el dicho ¡Roma no se conquistó en un día!


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